Ayer por la tarde se presentó Encantadas en La Central del Raval. Hacía días que me había guardado la fecha, puesto que sólo la portada del libro ya me había robado el corazón y, sabiendo como las gasta Lumen con los álbumes ilustrados, la cosa pintaba bastante bien. No me equivocaba.
El evento, conducido por Magela Ronda, editora de Lumen infantil, fue un ir y venir de preguntas, respuestas y comentarios entre autores, público y editora, más una jam que una presentación al uso, que pasó en un pispás y nos acercó a los secretitos que todo libro tiene y que no es posible conocer si no es de boca de los autores y, en este caso, también de la de la editora, dado el grado de implicación de la editorial en la creación del libro.
Encantadas narra la aparición de la magia en el mundo y cómo ésta se muestra en algunas personas, las encantadas, a las que describe a través de una especie de catálogo, con sus nombres científicos latinos y todo, como bichos dignos de estudio que son. Lo que más me gusta de estos seres mágicos es que son como cualquiera de nosotros, dejo ahí para vuestro debate personal la cuestión sobre lo mágico de cada uno o lo prosaico de la magia.
Bermellina
David Aceituno, autor de los textos, tiene ya varios trabajos publicados con Lumen; Esther Gili, sin embargo, se estrena como ilustradora con esta editorial después de aprobar con nota la prueba que Magela le propuso para ilustrar Encantadas y en la que desplegó todo su genio con la acuarela de Bermellina, que podéis ver en la ilustración de la izquierda. Tal y como ella misma dijo, le asombró la libertad absoluta que le concedieron para dibujar las palabras de David, acostumbrada como está a la rigidez de la ilustración del libro de texto, hecho que la hizo inmensamente feliz, llegando incluso a las lágrimas (esto ya es cosecha propia) cuando le preguntaron si había algo que le apeteciera dibujar, a lo que ella respondió: «peces». ¿Por qué no?
Encantadas es un libro lleno de sorpresitas que aparecen cuando se lee despacito, fijándose bien en aquellas cosas que nos pasan desapercibidas si vamos con prisa, como las mariposas que aparecen en todas las historias o dos cantantes rockeros que asoman en algún que otro lugar del libro. Es un álbum que puede ser leído por un niño, pero que se puede disfrutar mucho como adulto, así que, sea cual sea vuestro caso, os recomiendo mucho que os dejéis perder entre sus páginas como lo que más os apetezca ser.
Las últimas palabras 